107.ANNA AJMÁTOVA-Entre la resistencia y la luz.
ANNA AJMÀTOVA-REQUIEM
La poesía que vuelve relatando la oscuridad de los inviernos rusos. La caída de un sueño, o más bien, la vivencia de una terrible pesadilla. Atrás habían quedado los momentos en los cuales luchaba por la patria para no dejarse vencer por los nazis y se sentía representada en Stalin. El intento de redimirse de las guerras y de la invasión alemana.
La poesía que no se atiene a un esquema único, ni a una idea, que no admite
el cajón de una ideología.
La razón poética que escucha Anna Ajmátova vive y se expresa, en todas las filas de
todas las cárceles, en el destilar del miedo, en la guerra que brama como un
gran animal vomitando fuego por muchas partes del planeta. En el viacrucis de
las madres que imploran por sus hijos, sus esposos, o familiares, y también en
la poeta que se redime a si misma después de haber creído que era posible otro
mundo más justo.
Anna cuyo apellido paterno es Gorenko, se adhiere a la estirpe aristocrática de
su abuela y toma su apellido, ella hace suyo el mito poético desde su historia personal. Una vez más vida y poesía son una unidad.
“Como en Pushkin el mito se encarna en la biografía, en la fusión de escritura y vida” (Réquiem-Poema sin héroe de Jesús García Gabaldón).
Debo confesar que hasta hace unos pocos meses no la conocía, como desconocemos a tantas y tantas personas, como no podemos ni siquiera conocernos a nosotros mismos. La poesía como espíritu libertario nos acerca al misterio y nos revela algunas de sus llaves.
Es una voz valiente y confesional; ella es la voz de muchas mujeres que no podían
expresar su dolor y su sufrimiento, desnuda los sucesos políticos y las
vivencias aterradoras del pueblo en ese momento.
¿Será esa voz la poesía como espíritu
que une y confronta? ¿Pensó acaso en las consecuencias que podría ocasionarle
la escritura del poema Réquiem?
Nos impacta el Réquiem y la historia de Anna Gorenko, su tragedia personal
y su certeza ante el llamado de las mujeres que esperan como ella frente a la cárcel
en Leningrado. Si hay una revolución posible desde lo humano, es entonces la de
Anna Gorenko y el espíritu poético que la anima mientras espera como el resto de las mujeres ver a su hijo preso y escucha, oye,
mira, observa, es llamada por las historias y las metáforas crudas de estas mujeres que como Magdalena viven la espera dolorosa delante de la cárcel.
Queremos creer que es una casualidad su presencia en estos momentos de nuestras vidas, su imagen de cuello largo inmortalizada por uno de sus hermosos amigos, o amantes, Amedeo Modigliani quien desata en ella una gran pasión. Se habla de una fugacidad, pero... ¿Qué momento puede ser considerado fugaz cuando permanece en los años como una huella casi imborrable para la historia de la humanidad? Le hizo muchos retratos que luego fueron destruidos, uno de ellos era el mas amado y se lo llevaba a todas partes. Queremos dejar a ustedes la impresión de este Viacrucis de Ajmátova de la música que acompaña los tránsitos vitales dolorosos hacia la muerte. Su historia de esposa, de madre, que ha perdido a su primer marido asesinado, Nikolai Gumiliov y que tiene a su hijo Lev Gumiliov preso y deportado posteriormente a Siberia, de su tercer marido Nikolay Punin quien a finales de la segunda guerra mundial fue arrestado y enviado preso a Siberia donde terminó sus dias, de ella misma sometida a tantas prohibiciones. De la prohibición de publicar sus textos. ¡Cuanta crueldad se puede albergar para prohibir a un escritor, a una poeta la escritura quisiéramos creer que esto no sucedió pero también sabemos que su poema Réquiem es uno de los más memorizados por la gente del pueblo ruso. Haciendo de la letra el libro vivo encriptado en la memoria neuronal.
En este poema ella es la voz de las mujeres, la poesía la entregó a un
sentimiento gregario y a la vez personal. Aquí dejamos a ustedes las palabras
de un estudioso, Jesús García Gabaldón, y sus propias palabras que muestran la
pureza de lo que siendo cierto y estando vivo habla por la voz de lo sagrado.
Somos amantes de Anna Atmátova como también lo hemos sido de Amedeo
Modigliani, cuando sin saber, sin conocer la historia detrás de la mujer del
cuadro, nos impactaba su retrato e intentábamos dibujarlo, impregnándolo de
color, su cuello largo, casi cilíndrico y su mirada cargada de eternidad nos seducía
hasta el punto de querer dibujarla.
La palabra que habla en Réquiem es la palabra sagrada que unifica. Este
poema fue escrito entre 1935 y 1940 y no fue publicado en Rusia sino hasta los
años de Gorbachov. Se publicó primero en Alemania, en Múnich en el año 1963.
“El poema tiene diez cantos, un prólogo, un epílogo y una dedicatoria
posteriormente una introducción. Se tradujo al español en 1969 en una antología
titulada, Literatura soviética clandestina, de Víctor Andresco.
Es un poema considerado símbolo de la disidencia y la resistencia frente al
poder en los crueles momentos de Stalin, sus persecuciones y venganzas. Las notas son fundamentales para entender los
sucesos del momento. Se dice que fue, y es uno de los poemas más populares, y
uno de los más memorizados dada la condición de prohibición de publicar que recaía
sobre Atmátova. En 1987 fue publicado por primera vez en la Unión Soviética en
las revistas Octubre y Neva.
Está concebido como un viacrucis, de hecho Réquiem es la primera palabra de
la misa de difuntos. Es también además un canto fúnebre y un testimonio de la
eterna memoria de aquellos tiempos de las purgas de Stalin, en los cuales
tantos artistas encontraron la muerte o se la propiciaron personalmente entregándose
al suicidio.
“ (…)Pero la esperanza
canta siempre a lo lejos” A, A.
“(…) No soy yo sino
otra quien sufre”
Se identifica con la virgen María y es a su vez el espejo de esas mujeres
que hacen largas colas en las cárceles. Damos lectura a algunos de los cantos
de Réquiem, sabemos lo difícil que es apartarse del poder, frente a el no
parece existir la sensación personal de finitud.
Hemos querido leerlo completo, hacerlo nuestro como son nuestras las
incertidumbres de nuestras vidas que fluyen y se derriten entre el rezo y el
fuego de la vela mientras oramos en silencio y pedimos que no nos queme y si
nos quema la piel que sea para desnudar el dolor de los que aman y no son amados
y se entregan solo a esta consumación de lo que en los últimos momentos implica
una sentencia de muerte. No sabemos si implorar y por quién, si por la víctima
o el victimario y seguimos orando para reconocer la palabra justa, la acción precisa,
el pensamiento que da vida a la verdad, si, a la verdad de ser conscientes con
todos y con nosotros mismos.
Confieso mi extravío, ahora tengo la certeza de que solo la unidad con todo
y con todos parece ser entonces el resumen musical de lo vivido, de lo que se
reedita y se cumple.
Hagamos silencio porque el silencio es la palabra justa y como la luz se clava en la piel y deja la marca que pronuncia la palabra precisa. En esta ocasión hemos utilizado la traducción de Jesús García Gabaldón.
Escuchemos estos cantos del Réquiem y sigamos indagando.
R.M.T.B
ANNA AJMÁTOVA-REQUIEM
.ANNA AJMÀTOVA. Entre la resistencia y la luz
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Nace el 23 de junio de 1889, en Velikii Fontan y fallece el 5 de marzo de 1966, en Domodedovo, cerca de Moscú .
Junto con su esposo Nikolái Gumiliov, impulsó la nueva poesía acmeista rusa.
La nueva poesía acmeista aboga por la claridad y la sobriedad, menospreciando el simbolismo en el lenguaje y hasta recursos literarios como la metáfora.
Inmersos en este dulce forcejeo poético, los intelectuales rusos asistieron pocos años después al advenimiento de la revolución comunista rusa, cuyo caudillo, Stalin, persiguió con saña a algunos de ellos, entre ellos a Anna Ajmátova.
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