Artista Plástica Granadina, poeta y gerente cultural creadora de Lithoramas
(obras de arte en piedra)
La ruta poética de Josè Antonio Ramos Sucre les desea una feliz navidad y un año 2024 lleno de la voz libertaria de la poesía y sus revelaciones. Dejamos aquí para ustedes algunos escritos de poetas y narradores venezolanos que nos han mostrado desde sus creaciones la navidad venezolana. Esperamos puedan disfrutarlos junto a la música navideña, que aún en los momentos difíciles nos llena de alegría y nos permite compartir lo que tengamos.
R.M.T.B
***
Israel Peña
Diciembre
Diciembre barbas de frío, sobre la
veste del campo, curvo cinturón de
cerros
y zapatillas de prado; aliento, fronda
de sueño
el bordón, torre de radio;
el corazón, luna muerta y el gorro, nubarrón alto. San Nicolás,
flor de siglos, pisa en el adiós del
año.
Aragua de Barcelona 4-07-1907- Caracas, 1-04-1979
Musicólogo, critico musical, poeta y ensayista.
***
Adriano González León
Valera, Venezuela, 14-11-1931-Caracas, 12-01-2008
La Navidad Venezolana
Cuando el aire frío sorprende a los
desprevenidos caminantes de la ciudad, este aire que baja de los más altos
edificios, que sopla filosamente por los flancos de las avenidas y parece
colarse por entre los surtidores como una lluvia liviana, siente uno la
presencia de algo fabuloso y lejano que traen los días de diciembre. La gente
anda como impulsada por una red misteriosa que el tiempo tiende en su última
vuelta y despedida. De aquí este temor de ser asaltados por las horas, esa
inquietud que comienza con el mundo colorido que inventan las vidrieras
salpicadas de nieves, señoreadas por la faz lluviosa de los papás Noeles,
lanzadas a las maravillas de una edad anterior a partir de la más inimaginable
juguetería. Los aguinaldos y villancicos levantan una ansiedad a medias triste
y a medias jubilosa, una sensación de beatitud y deslumbre, una esperanzada
alegría o un doloroso presentimiento. Y por ello se acepta este aire de
diciembre sin saber qué raíz desconocida se mueve en nuestro aposento interior,
sin saber qué recuerdo es iluminado por estas muchachas que cubren los parques
de patines y bufandas.
Así comienza diciembre. Y decir
diciembre es decir Navidad. Es mirar en los escaparates rostros de una nobleza
casi divina, pastores de barro celeste conduciendo rebaños inocentes, mozas con
la frescura de los cántaros en la cabeza, estrellas de magia mínima por la
gracia del talco y la hojalata. Y, en medio de todo este universo, la serena
humildad de José desata su admiración sobre María y Jesús. Espiados silenciosamente
por el buey y la mula. Luego vienen las hierbas, los papelillos coloreados, las
nubes de algodón, las coronas de muérdago, los astros de cristal y los animales
puros. Todo lo que configura la Navidad estática del almacén, ya que
después algún muchacho, en un barrio cualquiera de la ciudad, con una caña de
bambú cargada de materia explosiva, anunciará el momento de la acción, el
tiempo en que la Navidad cobra movimiento y se hace fiesta por las calles y los
parques. Es entonces cuando los carteros llaman a las puertas con tarjetas
llenas de fervor de los amigos lejanos, cuando cohetes y triquitraques
escandalizan por la esquina y las campanas se abren sonoras y magníficas y los
patines levantan chispas sobre las avenidas y los juguetes abandonan sus cajas
de cartón para entrar en la leyenda de los niños.
lectura del niño Rodrigo Emilio López Muñoz (9 años)
Agradecemos a Marijose Muñoz Rubio, artista granadina quien nos facilitó la imagen para la portada de esta nota, corresponde a una de sus obras y el poema "Milagro de los reyes magos" y al niño Rodrigo Emilio López Muñoz quien nos ha permitido difundir su lectura.
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