94.JUAN PUSHAINA, LA VOZ DE UN POETA WAYUU
JUAN PUSHAINA UN ENAMORADO DE WOUNMAIN
Juan Pushaina, es un jinete, un caminante, un buscador de paisajes y sortilegios, es un enamorado de Wounmain, el paraíso de los wayuu. Es de una estirpe de guerreros y de poetas, que conocieron la punzada de una lanza y la pegada certera de la palabra Alijuna. Me contó de dónde venía esa palabra. Su significado: El de pegada y mortal, para referirse a los que venían de lejos y empuñaban armas que podían quitar la vida. Los conquistadores.
Con Juan Pushaina, su hija Librada y su hermana Noelí, nos fuimos en su caballo Rocinante el nombre propio con el que bauticé su Volkswagen, a las playas de la guajira y comí el más sabroso pescado frito con tostones y queso. Y me dormí en un chinchorro al lado del mar. Pude ver a los bohíos y las wayuu recogiendo sal y caminando o trajinando sus enseres en burro, el medio de transporte tradicional de los wayuu.
De su voz, en Las Tarabas escuché la belleza de la poesía de Andrés Eloy Blanco y su Loca Luz Caraballo. Me mostró muchos de los secretos que guarda en su maletín de cuero. Sus linternas, sus llaveros, sus cuadernos, sus lápices, las fotografías de sus padres Herman Pocaterra, el primer gobernador de la Guajira-un hombre que supo dejar fuera de combate a la esclavitud de los indígenas, y su madre Librada Hernández, a quien el le ha dedicado muchos poemas.
Supe de su historia, por Noeli Pocaterra y algunos cuentos que todavía me hacen reír y sus dibujos de calaveras pegados delante de la puerta de su cuarto diciendo: Soy la muerte vine a buscarte, mientras una Noelí desaparecida le respondía: No puedo. Estoy en una reunión.
Me contó de García Márquez wayuu y la esencia que llena sus posibilidades de escritura en Wounmain, de la que muy poca gente habla.
Pasamos muchas veces con Noeli por La Fortuna, la casa de sus padres y asistimos al entierro con mucha gente y tuve el honor de leer sus palabras en los entierros. Todo el mundo comió y se guindaron los chinchorros en el bohío donde están los huesos de Herman y Librada, al día siguiente, les ofrecimos café recién colao y tomamos y recordamos sus presencias.
Me leyó con mucha firmeza su crónica relato sobre las huellas de Rómulo Gallegos en la Guajira venezolana. Leímos muchas veces ese escrito fantástico que nos enseña a un Gallegos desconocido y asombrado en los médanos de la Guajira, y en Paraguaipoa antes de escribir su novela: “Sobre la misma tierra”. El recibimiento que le hicieran sus padres y su hermana Noelí. Y su participación junto a Noeli en el Festival de las culturas organizado por Juan Liscano en los años cuarenta, en el Nuevo Circo de Caracas. Su hermanita Fanny Pocaterra todavía estaba en la barriga de su mamá.
Siempre quiso llevarme a Puerto Monitos y a distintas partes de la Guajira para irme relatando las crónicas que escribe. Me narraba las maravillas de las frutas, los cujíes y los cardones. Tomamos limonada de limones criollos maracuchos mientras hablábamos o comíamos carne de ovejo y arepa asada en su casa de Las Tarabas en Maracaibo.
De muy joven en una Guajira sin luz, intentó muchas veces dar luz con molinos de viento. Me presentó a su esposa Celina y después de su partida leímos los poemas dedicados a su persona. Con Juan Pushaina entendí que la palabra y la poesía son útiles, sencillas y profundas y siempre están ligadas al afecto, a la comprensión y a la búsqueda de los orígenes y a la vida y muerte de los indios wayuu.
Hablamos de lo que significaba ser indio entre tanto godo maracucho. Su familia también es mi familia y en ocasiones creo que a los dos se nos escapó una lágrima. Vi en sus ojos la desesperación y la rabia por la destrucción de los ecosistemas. Me dijo cómo debíamos proteger el agua desde la cultura wayuu, el desprecio que muchos profesan hacia los indígenas y lo acompañé a comprar pescado.
Juan Pushaina es un cronista, un investigador de la palabra y de los idiomas wayuunaiki y español. Es un buscador de historias. Es un hombre que ha militado siempre en la causa de la resistencia indígena y en el bolivarianismo.
Desde La Ruta poética de José Antonio Ramos Sucre queremos rendirle un sencillo y pequeño homenaje a su palabra, a su creación, a sus historias y a su obra poética que tanto tiene que dar para Venezuela y el mundo. Sería fundamental publicar su poesía reunida y sus historias y crónicas.
Son muchas las historias del poeta Juan Pushaina, y sus encuentros con los niños y gente de las comunidades, pero lo que más lo define es el ser wayuu y nos revela la presencia de los espíritus wayuu en Ayajui, y en Jepira. Centros energéticos fundamentales del territorio y el pueblo wayuu.
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JUAN PUSHAINA, UN ENAMORADO DE WOUNMAIN
SOBRE LAS MISMAS HUELLAS
Lunes, 20 de abril de 2015
"...Al desierto
wayuu, donde por la gracia de Dios germinaron mis hálitos. A todos sus
habitantes, convivientes y los trashumantes de amorosos e inolvidables
recuerdos, entre ellos, Hermancito y Librada, igualmente a la memoria de Doña
Teotíste y del maestro Rómulo Gallegos. (...) Cuando Rómulo Gallegos llego a
Paraguaipoa, ese poblado estaba a tiempo de cumplir 220 años de su
fundación española. (...)
(...)En casa de Herman Pocaterra y Librada Hernández, ubicada en el caserío La Gloria (Mocoomatira), la visita de Gallegos había sido confirmada por Fernando Arévalo Arvelo con unos quince días de anticipación. Por medio de telegramas el profesor Rubén Córdoba, desde Caracas, le informaba a Arévalo sobre la inminencia del viaje. Ya se sabía que el visitante y sus acompañantes se hospedarían en casa del señor José de la Rosa Fernández (a) El Torito, en la aldea de la Laguna del Pájaro, pero antes de ello visitarían el hogar y escuela donde se desempeñaba como maestro el señor Pocaterra..."
Nota: este trabajo fue realizado por Juan Pushaina, consta de 51 págs., formato Word y está inédito. Valdría la pena editarlo. Hace un recorrido y una crónica de la visita de Gallegos a la Guajira, con datos del territorio wayuu y los personajes de la época, relata también la presencia de Doña Teotíste. Esa visita dio como resultado la novela: "Sobre la misma tierra"
JUAN PUSHAINA, el poeta de los wayuu.
Cuando nació Juan
Pushaina, los jaguares del clan Uliana despertaron, y el viento
llevó sus rugidos por toda la inmensa estepa wayuu. Hasta las estrellas
supieron que había nacido el gran poeta de los indios, el de la canción
infinita de las aguas y los pájaros, de las flores y las hormigas.
Leoncio Pocaterra, o Juan Pushaina, es
la voz de la tierra, y su fuerza. El viento recio y seco de la sabana le enseñó
a decir, con la palabra del jaguar y del fuego.
La palmera y la tuna le contaron sus
secretos, en las largas noches de La Goajira.
Así, su mágica poesía, con un lenguaje
lleno de gracia y gentileza, crea universos inéditos, y da cuenta de los seres
y las cosas que integran la vasta cosmogonía wayuu, desde el subrepticio y
elegante transitar de la serpiente en los sequedales, hasta el digno paso del
zorro de ojos dorados. Pushaina maneja
el lenguaje poético a la manera de los grandes juglares castellanos, mientras
en su obra se funden armoniosamente las dos culturas que confluyen en su pensamiento
y en su sangre. Esa mixtura reveladora, otorga a sus ojos la capacidad de
percibir esas facetas, esos brillos de la realidad que un "alijuna"
no podría. Por lo menos no con la misma intensidad. Y esa visión especial,
conferida por sus ancestros, le otorga el poder de ser con la avasallante
naturaleza que le rodea. De hablar con la voz del gavilán, que todo lo ve desde
su alto vuelo.
Imagen: Cactus de la Guajira. (Cortesía: Teresita Perez)
"Cuando soñando
nazca de nuevo
volverían
también
en mis sueños
el mero
a Sagua,
el cangrejo
a Castilletes,
el sábalo
a Kasusain..."
(De "Ensueño)
Sin apartarse de su maravilloso mundo wayuu, incorporándolo a la tradición judeocristiana con esa gracia infinita que le caracteriza, Juan Pushaina se regocija con místico arrobamiento, en su poema "La fiesta patronal" , que festeja el paso de Jesús por la Goajira:
"Una linda noche
al pie
del cerro A'yajuui
en el rancho
de José,
entre chivos
y burros,
al regazo
de María
del cielo
bajó un niño.
Era el Hijo
de Ma'leiwa.
Nuestro
Tata Dios."
Y en el mismo poema, uno de sus textos más bellos, en ese sincretismo
cultural tan fecundo y creador, el poeta nos brinda su mejor revelación: la
ternura y la alegría, la celebración permanente de la esperanza:
Imagen : Imagen : Cactus de la Guajira. (Cortesía: Teresita Pérez)
"Si me bautizan
de nuevo
la iglesia tendrá olor
a incienso, aceite de coco
jabón “para mí”
alcoholado borinqueño
y a pescado frito
igualito
al olor
de los peces de
el Jordán
y Galilea
Ojalá
me bauticen otra vez
para soñar
que nací de nuevo
para rescatar mi inocencia
para pactar con Dios
para reír y llorar con ganas
para exprimir
los senos
de mi madre
para estrenar
un trajecito nuevo
y también
para viajar en burro."
(Universidad del Zulia. Estado Zulia.
Secretaría de Cultura
Ministerio del Ambiente y de los
Recursos Naturales Renovables
Dirección General Sectorial de Educación
Ambiental
"Canto al amor, a la vida y a la
ecología Wayuu"
Homenaje de la Dirección de Cultura de
la Universidad del Zulia a la Parroquia Guajira, en la oportunidad de
celebrarse las Jornadas Ambientales del 22 de abril al 5 de junio de 1994)
EL
POETA
Leoncio
Pocaterra (Juan Pushaina). wayuu del clan Uliana, nació el 7 de febrero de
1939, en Mokoomatira (La Gloria) al norte de Paraguaipoa, parroquia Goajira,
Estado Zulia. Su obra ha sido muy reconocida y difundida a través de revistas y
otros medios de comunicación.
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La conjugación de la historia de Jesús
dentro del espacio indígena en la guajira venezolana, da como resultado un
texto poblado por la gente del lugar. Gente con su historia, sus costumbres y
que, permanecen en la memoria de Juan Püshaina, quien los celebra en su canto.
José y maría vienen en humildes wayuu,
enamorados en Uyatsira, y su hijo Jesús, baja del cielo en A´yajuui, entre
chivos y burros, mirándose en el espejo de la laguna de cocinetas.
Juan Püshaina celebra a su gente. Cuenta
su historia, la de su familia, la de los personajes impecables en su cultura,
en sus actos siempre honorables. Se trata, pues, de un largo poema de amor a la
tierra, a la vida en esa tierra, a la de gente en esa tierra, donde bajó el
hijo de ma´leiwa, allá, en el espejo de la laguna.
Celebra Püshaina el día de José, no
solo el esposo de María, aquel de la historia bíblica, sino este José, del lado
de la guajira, pescador o carpintero en A´yajuui, paisano de Paraguaipoa, amigo
de los pobladores, quienes, en una gran fiesta, celebran ese día, danzaran su
Yonna, cantarán su historia.
José
Quintero Weir
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