91.LOS NIÑOS Y LA POESÍA
Todos los niños son poetas,
auténticos poetas. Ellos ejercen la poesía porque viven en un mundo de
maravillas. Su entorno, todo lo que les rodea, tiene la intrínseca cualidad del
milagro. La prístina realidad de las cosas se despliega ante ellos, les ofrece
colores nuevos, inéditos sonidos, sabores impensables. Todo está por descubrir.
Su percepción del mundo es brillante y nítida, así logran ver lo más
importante, eso que es invisible para la mayoría de la gente. El cordero dentro
de la caja. Esas aristas luminosas de la realidad, ese paso dulce de los días,
hace que vivan la vida como un ejercicio lúdico, una fiesta interminable. Las
manos temblorosas de la lluvia. La sonrisa del agua. La risa de los abuelos, que
huele a canela y a hierbas. Un pájaro que cruza y funde sus azules con el
cielo, una flor que exhibe en su esencia su alma delicada, la voz lejana y
musical del mar. Todo lo que les rodea es motivo de investigación y fuente de
inspiración. Y por sobre todo lo creado vuela
su pensamiento, que deconstruye y reestructura todo lo que percibe, solo con
asomarse a la ventana. Asomarse a la ventana es para los niños como asomarse a
un microcosmos particular: la calle, la vida, la gente, los animales, y el alma
intocable de las cosas. Y cuando no pueden asomarse a la ventana exterior,
ellos se asoman a esa ventanita interior que tienen por dentro. Entonces ven
hacía sí mismos, y encuentran un mundo mágico, hecho a su medida. Allí existe
una mariposa de alas de un rosa tenue, que sin duda se parece mucho a la madre,
suave y amorosa. Hay osos azules parecidos a la gente, libélulas, girasoles,
conejos de ojos de oro y muchos otros seres y objetos que pueblan la comarca de
los sueños, vasto universo que cabe en una hoja de cuaderno. Los niños son
poetas sin saber que lo son. Viajan por todo el universo, transportados por
pájaros azules. Van por el mundo dejando un reguero de pétalos de estrellas.
A medida que van creciendo, la
poesía les sonríe, como una hermosa compañera de juegos.La visitan todo el
tiempo en su diáfana casa de inmensos ventanales, la casa de la poesía, que es
también su casa. De nosotros depende que sigan encontrándose con la poesía, que
nunca olviden esa callecita clara y florecida dónde ella los invita a jugar. Y
a imaginar.
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Niños poetas
que nos regalan sus alas. Alas de poesía, alas que se abren bajo el cielo
buscando el horizonte de la imaginación. La Ruta Poética de José Antonio Ramos
Sucre felicita a estos jóvenes iniciados y quiere seguir tras esas alas
infinitas.
ENTRE LUNAS Y SOLES.
Boinas azules como el mar,
rostros expectantes. Un torrente de sonrisas, un océano de sueños por cumplirse.
En esa marejada de delgados cuerpos infantiles, se ve la huella del sol de
nuestra tierra. En ese oleaje de miradas cálidas e inocentes, se avizora la
impronta hermosa del educador. Se advierte su pasión por forjar mentes y almas,
sembrando valores, cultivando ideales. Siempre iluminando el camino. Los hemos
tenido con nosotros, hemos sido testigos de su generosa y abnegada vocación por
la enseñanza. Escuela Básica Bolivariana 19 de abril. Escuela Básica Superba
Orenoque. Escuela Básica José Antonio Ramos Sucre. ¡Cuánto amor y cuánta entrega!
Plateados cabellos de avezadas
docentes, plata que guarda el brillo de muchas lunas. Son lunas dedicadas a la forja
de virtudes y de saberes. Esas lunas crecen, su brillo se extiende y se refleja
en los rostros sonrientes de los alegres escolares. Ellos son pequeños soles
que apenas despuntan, y se unen en un solo amanecer, envuelto en claras
ilusiones. Un radiante amanecer que
ilumina nuestra hermosa Venezuela.
¡Silencio!...
Niños imaginando.
Creando planetas, construyendo ríos de luz, en un verso soñado después de una tarde de domingo.
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