79.GILBERTO MERCHAN-HOY NOS DUELE HASTA EL ALIENTO





7 de abril de 1945 -30 de agosto de 2020

"Nos duele hasta el aliento"


La Ruta poética de José Antonio Ramos Sucre hace un homenaje a la amistad y, a la pasión por la poesía, la filosofía, la música y la política, para nuestro gran amigo Gilberto Merchan.A su esposa Sandra y su hija Paula y sus nietos nuestro abrazo. 
Ofrecemos a ustedes las palabras de algunos de sus amigos y conocidos. 



Fotografía:- archivo familiar -entregada por su hija Paula


!Gilberto: esto va por ti!




Gilberto estuvo hospitalizado por problemas respiratorios, tratando de superar el mal trago del virus  y, ayer se fue. Algunos de nosotros tuvimos señales de su muerte de distintas maneras, en música, sueños, y sensaciones y reflexiones. Después nos enteramos que se había ido. Dejamos aquí el enlace de la canción que nos salió ese día y nos hizo pensar en su partida y no pudimos enviarle en ese momento. 

Todos los textos que a continuación se leen han sido el abrazo espontáneo de sus amigos. No hubo planificación, sino un hilo afectivo que evidentemente nos inundó por dentro. Son las cosas del Amor en su significado de hermandad y trascendencia.

R.M.T.B.

                                                     Alelluyath de Leonard Cohen





Breve reseña 
Nació en Caracas. Casado con la chilena Sandra Mondino. Tuvo una hija Paola y dos nietos Beatriz y Alejandro. Conozco a dos de sus hermanos Juli y Leonel, muchas sobrinas y pocos sobrinos nietos.
Gilberto era un experto en Geopolítica, y un gran conocedor de la comunicación como arte y como arma. Trabajó en el equipo del MINCI, en el diseño del Alo Presidente. En Radio Nacional de Venezuela recordamos el programa Enigmas del Poder. Su Libro La invención de lo real, parte de la obra con esa temática que por cierto continuaba por estos días.

Angela Rizzo



Fotografía tomada de internet
Parque Nacional el Avila- Colección Daniela Niño


Sobre la invención de lo real 
http://catedramirandiana.blogspot.com/2009/11/gilberto-merchan-y-la-invencion-de-lo.html?m=1

Gilberto Eloy Merchán Correa (7 de abril de 1945-30 de agosto de 2020) Por Eloy Reverón Gilbert ‘0 Merchan le decía cuando lo llamaba para sonsacarlo a una tertulia con sus amigotes. Era como una palabra de pase para iniciar una tenida profana en cualquier boliche, como decían en el Santiago de su divino tesoro. Llegué a silbar bajo su ventana como un escolar cimarrón con exceso de niñez acumulada. Ahora me toca gritar muy alto con el pensamiento para conversar con sus palabras que se enredan entre las nubes de un cielo encapotado a punto de llorar. ¿Cómo podemos catalogar de pérdida el fin de una vida que fue toda ganancia? El contable sabe a qué me refiero. La sabiduría es un don que se cultiva con la virtud de una inteligencia aguda y excepcional perfectamente balanceada con la ética y la bondad que pocos como él sabía administrar. Lloro la despedida física de una presencia que para mí fue tan breve y tan intensa. Celebro su presencia espiritual que ha sido tan inmensa y eterna aunque se queda dispersa entre nosotros, porque su obra reencarna el legado de un pensamiento inquieto que a cada instante se alimentaba y se nutría constantemente. Engullía la información y la transmutaba en algo más que en un simple y delimitado conocimiento académico. Procedía como los sabios alquimistas de Macedonia, transmutaba la información para convertirla en elementos nutritivos sazonados para un nuevo pensamiento que generosamente transmitía de manera tan sencilla que la gente común no alcazaba a darse cuenta de que estaba hablando de filosofía. Era la voz de un poeta en el sentido estricto de lo que significa ser poeta. Él solía mentar las cosas como si las estuviera señalando con el dedo, como a una carta escondida sobre la chimenea de sus relatos recreados desde Jorge Luis Borges o de Edgar Alam Poe. Gilberto siempre ofrecía de manera diferente la última reflexión sobre sus temas favoritos. Con una presentación serena en la práctica pero inquieta en el sentido de estar cargada de una dinámica que el papel y el lápiz siempre captaron apenas algunas de las partes de un proceso tan vital que solo La Muerte ha sido capaz de detener. Sus palabras quedaron dispersas como las partes de un ánfora griega que es preciso restaurar, unir todas sus partes, soldarlas con oro como hacen los japoneses. Su obra fue más oral que escrita. Ha quedado dispersa como las piezas del ánfora referida. Se encuentra regada en todos los jardines de la vida que se encuentran en todas las direcciones y, es esa la labor que queda por delante no solo para quienes lo llevan en su sangre o en su alma, sino para quienes también lo amamos por haber gozado el privilegio de su amistad, y para toda una sociedad recipiendaria de un beneficio invisible e invalorable que se deriva de haber sido portador de una tradición en proceso de extinción. Gilberto solía transmitir en amena tertulia las vivencias de una Caracas y de un mundo que ya no existe. Reavivaba los colores de una bandera desteñida por la incomprensión y daba cuenta de ocho estrellas infantes que tienen años luz de vida por delante. Era como un Sócrates o un Platón desplazado sobre zapatos deportivos y con las canas alborotadas como Alberto cuando discutíamos sobre la relatividad del espacio y el tiempo histórico y sobre el luto que le habían negado a la modernidad cuyo cadáver insepulto insisten todavía en negarse a cremar. Mi encuentro definitivo con Gilberto Merchán fue después de haber sido presentados por un amigo de su infancia y compañero mío de cubículo como investigadores de la Biblioteca Nacional, el poeta, escritor e historiador, Gerónimo Pérez Rascanieri con quien mantenía frecuentes conversas en los cafés de los alrededores de la esquina de San Jacinto y la avenida Universidad. Digo que mi encuentro con Gilberto fue definitivo porque paulatinamente cultivamos una amistad fraternal, compartíamos una tradición caraqueña que alimentábamos en cada remembranza y las inquietudes de un país con vocación de Libertad que siempre está encontrando su espacio en el mundo. Digo definitivo porque habíamos acordado reunirnos para una conversación sobre La Otredad que habíamos intentado hilvanar desde nuestros primeros encuentros en torno a la visión de la historia desde una perspectiva filosófica que nos permitiera abordar la realidad, no solo más allá de la invención del dominador colonial que subyace todavía en el inconsciente colectivo del latino americano, e incluso más allá de la del mismo INDIO propuesta por Simón Rodríguez que había sido mi punto de partida confrontada en los símbolos dibujados desde la cosmovisión propuesta por José Manuel Briceño Guerrero. Para ello le mostré la matriz epistemológica que había desarrollado para visualizar la dialéctica de la dominación y la liberación donde vertía sintetizada toda una argumentación desde una perspectiva que incluyera a los excluidos para poder presumir de universal. Desde el primer momento me impresionó gratamente con el tono amable y de retilencia conque se refería a asuntos históricos que pueden despertar pasiones, pero en la entonación de su voz llegaban desprovistos de las delimitaciones y limitaciones de un discurso académico universitario, distantes de la pedantería intelectual de cafetín pero cargados de un ritmo que solo puede ser impulsado desde una inteligencia poética provista de densas capas arqueológicas de lecturas traducidas a un discurso que me recordaba el efecto sonoro y la inteligencia poética del caraqueñísimo don Aquiles Nazoa. Admiré desde el primer momento su facilidad para transportar a sus interlocutores desde los relatos precursores de la Divina Comedia más allá de la escatología musulmana de Las Mil y una Noche hasta la tradición del Cide Hamete Benengeli que inspirara al Manco de Lepanto. Nunca sabemos cuando las cosas sencillas que disfrutamos cotidianamente están siendo vividas por última vez. Por eso es tan importante estar despiertos cuando el tiempo pasa por la ventanita del tren de nuestras vidas para quedarse en nuestra memoria porque cada instante de vida siempre puede ser luminoso. Ahora entiendo porqué la tristeza y la ira se quedan jugando en el subibaja del parque infantil, como si no fuera con nosotros. Un niño grande con su pelota de goma en la mano se queda jugando contra la pared. Ella es la única que en este momento puede responder porque el diálogo directo con el amigo fraterno se quedó en la estación que dejamos atrás. Fuimos testigos del principio del fin de esta historia sin final. Todo empezó poco después que nos tomara la lluvia por sorpresa saliendo del patio porque seguimos bajo la lluvia contentos porque íbamos cargados con proteínas para nuestras familias. Seguimos en el tren de la vida como si nada estuviera terminando en nuestro viaje. Como siempre hablamos de nuestro juego favorito, el diálogo filosófico que se había venido distanciando paulatinamente por culpa de la Pandemia. No fue como la última vez que nos habíamos embarcado cuando fuimos a buscar efectivo al banco y los demás creyeron que perdíamos el viaje porque el banco estaba cerrado. Esa penúltima vez, regresamos sin efectivo pero con los bolsillos repletos de metras juguitas que ocultaban la filosofía cotidiana de su verbo. Caminamos de regreso saludados por un sol benigno. Seguíamos en el tren de la vida como siempre. Pero nunca se sabe cuando las cosas sencillas de la vida que disfrutamos están siendo vividas por última vez. Una parte de mi vida se bajó del vagón junto con él pero un pedazo de la suya se quedó sentada en el sillón de la ventana para acompañarme hasta que llegue a la mía. Tengo la esperanza de que cuando salgamos del último túnel, el vagón oscurecido resplandecerá cuando amanezca otra vez. Hasta siempre compañero del alma, tan temprano.

Eloy Reveron


Gilberto-merchan-los-medios-presentan-la-realidad-muchas-veces-de-manera-tramposa

Onceava Feria Internacional del Libro de Venezuela

Este viernes, la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño fue el escenario donde varios escritores colaboradores de la revista Altagracia de la Biblioteca Nacional y miembros del taller Teoría Bolivariana de la Historia, se congregaron para presentar sus obras al público asistente en el contexto del inicio de la onceava Feria Internacional del Libro de Venezuela.


La actividad, contó con la moderación de la promotora cultural Ángela Rizzo, quien presentó sucesivamente a ensayistas y poetas de larga trayectoria como Lourdes Manrique, Gilberto Merchán, Omaira Forero, Gerónimo Pérez Rescaniere y Nelson Guzmán, antes de que cada uno de ellos ofreciera una breve presentación de una de sus obras publicadas.

Gilberto Merchán, ensayista y conductor del espacio radial “Los enigmas del poder”, presentó su libro La invención de lo real, un conjunto de ensayos con los que el autor se pregunta seriamente “por qué resulta cada vez más difícil establecer la verdad no solo de hechos históricos trascendentes, sino aún de los hechos más cotidianos y triviales”, tal como propone la reseña de la contratapa.

A juicio del autor, el tópico de la obra “puede resultar un tema álgido” dado que “existen diversas sensibilidades y representaciones de lo real”. Y como hablar de representaciones de lo real en nuestras modernas sociedades de masas es hablar de las corporaciones mediáticas mundiales, Merchán sostuvo que “los grandes medios de comunicación seleccionan aspectos de la realidad y los presentan como “la realidad”, muchas veces de una manera “tramposa”.

Merchán, enfatizó que el libro destaca los hechos del 11 de septiembre de 2001, en el que las torres gemelas de la ciudad de New York fueron derribadas de una manera un tanto espectacular.  Estos hechos impresionaron tanto a los televidentes del mundo, que “no nos dimos cuenta que estábamos ante una suerte de reality show”. No obstante, varios capítulos del libro están dedicados al filósofo francés Jean Baudrillard, autor de Simulacro y simulación, una de sus más conocidas obras.




Fotografía: R.M.T.B.-Pensamiento


!Ay! !Qué tristeza! Anoche en la madrugada, en un momento, lo recordé mientras estaba dormida y, ahora veo tu mensaje diciendo que se fué. 
Ayer estuve largo rato pensando las cosas de la muerte. Escribí. Escribí varios textos y una de las cosas que escribí era esa. ¿Qué me creo yo para ser más poderosa que la muerte? ¿Cómo podría yo creer eso, si la gente cuando se tiene que ir, se va y no depende de uno esa decisión, como tú estas diciendo.

Gilberto era muy querido, muy cariñoso siempre, una persona tan especial. Hablábamos largamente siempre. Voy a rezar por el. 
Aquí llueve, es un día triste. Hoy es muy triste por esto.

Libeslay Bermudez


¿Quién soy yo para creerme
más poderosa que la muerte?

Digo destino porque no
me es dado su secreto poder

La vida que nos regalan nunca nos
pertenecerá
Entrego mis exigencias de
transformar un mundo con mis 
fragilidades
Y me dispongo a la poderosa entrega,
al conjuro, a la nada.
Me dispongo y reconozco la inmensa 
soledad de lo humano
La inmensa pequeñez

Libeslay Bermudez




Fotografía: R.M.T.B.-Hojas danzando


Gilberto,
se bien que no te has ido.
Me lo dijo la brisa del Waraira Repano,
que me vio llorando y se acercó a los 
morichales donde vivo. Perfumada
de jazmines atardecidos, me susurró 
al oido: "Gilberto está de viaje, anda 
encubierto en una misión especial.
Está tratando de fotografiar al elusivo 
Mokele MBembé, un monstruo
bondadoso que habita los ríos de
Africa. Y de paso va a ver si es cierto
que hay un bosque de orquídeas
susurrantes, en el Amazonas."
La voz de la brisa era tan clara como
la voz del gonzalito. Y yo le creo.
Ni las brisas ni los pájaros saben
mentir.

Mercedes Franco



El Gonzalito-un canto que conquista corazones
Fotografía tomada de internet-Red de Patrimonio cultural-Hacienda La Vega



REQUIEM POR MI AMIGO GILBERTO

El virus globalista hoy se ha llevado a mi entrañable amigo, Gilberto Merchán. 
Alegre y divertido, lo recuerdo 
analizando los acontecimientos del mundo con un alto sentido del humor.
De joven había vivido el golpe contra Allende, lo habían repatriado de Chile y, para muchas cosas, estaba ya curado de espanto. Igual que su compañera nuestra querida Sandra.

Lo recuerdo también viajando juntos por todos los rincones amados de Venezuela para elaborar el primer registro de investigaciones científicas. De Maracaibo a Tucupita, y de los Andes a Margarita y Cumaná. Y entre trabajo y trabajo, me descubría a Borges y los poetas hispanos, lo mismo a Baudelaire que los literatos católicos ingleses o el Haiku japonés. Para no hablar de la filosofía, la historia, la música o el cine, tanto en su versión elitista como la popular, pues nada de lo humano le era ajeno. Nunca supe dónde estaba el oraculo oculto o la biblioteca secreta que compartía, pero siempre basado en principios, orientado al bien, la belleza y la verdad, con un humilde espíritu renacentista.

En una ocasión, hace ya mucho tiempo, comentábamos unas declaraciones de Uslar Pietri y saltó la expresión: "es un océano de conocimiento de un centímetro de profundidad". Yo lo escribí después en la columna de El Mundo y se armó un revuelo que duró varios meses.
Pero mi referencia era Gilberto.
No solo poseía profundidad y rectitud, sino que se adelantaba a los acontecimientos. Hace más de tres décadas, en la taberna de la Hermandad Gallega, pronosticaba el mundo por venir, el fin de la modernidad decadente, el torpe nihilismo que hoy vivimos. Y las alternativas, Dios mediante, si la gente cambiaba. Y el enorme potencial subyacente de la América hispana.

Me enseñó a Levinas y fuimos desde entonces unos enamorados de la alteridad "la mirada del otro".
Y ¿por qué? Habermas y la filosofía anglosajona no lograrían nunca comprenderla. Y en su libro, "La invención de los real", fijó los limites de la pos-verdad, que hoy padecemos.
Y muchas cosas más. Pero si se agotan las palabras, nos queda aún el lamento.

"Hay hombres mitad pez y mitad viento",
hay otros hombres hechos de agua.
Yo estoy hecho de tierra",
me escribías hace poco recordando a Neruda.
Y ahora te toca a ti, querido amigo,
filosofo y poeta, escritor y guionista y periodista,
en el orden del Ser y no de las apariencias,
aunque no te hayan dado los reconocimientos. Ni hacen falta.
Los que te conocimos lo sabemos.
Sobre todo, hombre entero,
enamorado del bien y de la belleza,
buscando la verdad y defendiéndola,
de espada y armadura,
siempre fiel a ti mismo, por los vastos caminos de la Mancha inmortal.
Ahora ya puedes descansar en paz, se terminó el combate.
En el mundo hay semillas de esperanza, pese a todo,
gracias a las personas como tú.
Y si hay un cosmos más allá del cosmos
prepáreme un lugar:
"Que tenemos que hablar de muchas cosas
Compañero del alma compañero".

Jaíme García Neumann, 31 de agosto de 2020





Fotografía:  Agusti




Hoy el día estuvo lleno de un dejo de tristeza y tu recuerdo. Ayer te fuiste de viaje, hacia otras dimensiones. Te fuiste anunciando tu partida, desde hace días, como para que no nos tomara de sorpresa. Tus dificultades con la respiración. Tus deseos locos de volar, tu necesidad de soñar y tal vez, tu empeño poético. Te imagino volando sobre nosotros. Te ríes y respiras en la inmensidad del aire, lo que somos, lo que siempre seremos, hálito, pulso, aire entrecortado. Te siento, en esta hora fatídica del mundo, liberado, !por fin! de tanto abuso, sonriente y suavemente entregado al hecho de volar. No será fácil acostumbrarse a no escucharte, especialmente para tu familia, en tu cuerpo de hombre fuerte, de voz grave y seductora, conteniendo y orientando. 



Te vimos apasionado,  firme, enternecido y fogoso con la poesía y la literatura, vibrando en las esquinas de un soneto, o con una cerveza en un parque, riéndote con tus amigos. A mi me animaste a seguir con la tarea de los sonetos en "El Amor al amor", mi trabajo inconcluso. Cultivamos juntos un grupo de amigos fraternos, la amistad es una clase especial de amor y una entrega del alma. Ayer, cuando quise enviarte una canción a tu teléfono salió el Alellujath de Leonard Cohen, en ese momento, me dio temor confirmar tu vuelo. Pero...¿Quién soy yo para creerme más poderosa que la muerte? nos dice siempre en el blanco del centro, nuestra querida poeta del fuego sagrado: Libeslay. ¿Quienes somos? Para oponernos o afirmarnos, en las apariciones y desapariciones. Seguro aparecerás pronto y si no, si no, iremos a recogerte, a buscarte. Te llevaremos pan dulce y nos iremos a la plaza del buen ciudadano. ¿Tendrás tiempo de detener tu vuelo un momento para irte corriendo a ver a tu esposa, a tu hija y a tus nietos y, luego volveras a levantar vuelo largo y sinuoso, siempre viniendo del otro tiempo, de ese otro lugar, tan temido, pero finalmente tan hermoso, almático y misterioso, ese lugar certero hacia dónde todos tenemos que ir. Hoy a todos nos duele hasta el aliento como le pasó al cabrero poeta de Orihuela: Miguel Hernández con su amigo Ramón Sije. Seguiremos juntos sin duda. Seguiremos caminando juntos.

Rosa Trujillo Bolaño


Fotografía: R.M.T.B.



 

Comentarios

  1. Desde Jamaica, Kingston, nos llega la noticia que Gilberto emprendió vuelo desde las costas venezolanas. Es una pérdida humana, irrepetible, insustituible y lloro al amigo, al hermano Gilberto frente al Mar. Un abrazo a su esposa, hija y nietxs. Luis Felipe Bellorín y Luisa Gutiérrez

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  2. Su cálida y seductora voz quedará sin embargo cruzando el tiempo, porque no pasó inadvertido, pasó fundando...

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  3. Hola. Soy Paula, hija de Gilberto. Lindo blog y hermosas notas. Gracias por tanto cariño hacia mi padre. Una pequeña corrección: la fotografía en la que aparece muy joven, sentado en una banca, no la tomó Jaime García, sino mi tío Andrés Agustí. Saludos.

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100.-José Antonio Ramos Sucre-La voz eterna de la poesía venezolana