32.LOS NIÑOS ENTRAN AL PALACIO
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LOS NIÑOS ENTRAN AL PALACIO
Cuando
yo era niño soñaba con ser escritor. A veces escuchaba voces. Tenía sueños de
jardines fantásticos. Veía caballos alados y fui testigo de muchas batallas. En
ocasiones escuchando a mi padre pude vivir muy de cerca la guerra de
independencia. Viaje sonámbulo por las noches eternas. Visité lugares
desconocidos. Hice amistades con seres de otros mundos. Desde mi ciudad podía
divisar el mar, sumergirme en sus profundidades. Pude ver la Atlántida de
Cumaná y sus auroras incendiarias. Jugaba a ser guerrero libertario. Tenía como
secreto la imagen de mi tío abuelo Antonio José atravesando América y al gran
Simón. Fui educado en la disciplina más férrea. Escuché el sonido de las
palabras en latín y en griego en medio de portones de madera enormes,
candelabros, cirios y tenebrarios, aprendí danés, supe el español de origen, conocí
a profundidad el inglés, visite los
parajes de bretonia en Alemán, y fui con Dante a Florencia aprendí el italiano,
me enamoré del sueco y el danés. Casi sin pensarlo, les he confesado algunos
instantes de mi corta e intensa vida. Me hice traductor. Me fasciné ante la
posibilidad de conocer el mundo de la ley, me hice abogado en el antiguo
convento de San Francisco. Yo presentí a los monjes escondidos en los pasillos
de la Universidad Central. Me gustaba ver la ceiba de San Francisco y ahora estoy
aquí fluyendo con el tiempo esperando para recibir a los niños de la escuela
Ezequiel Zamora, hoy 19 de abril. La misma escuela de mi plática profana. Eran
tiempos dolorosos, de silencio y metáfora. Nunca quise irme de Venezuela y por
eso después de muerto regresé. Ando por tantos lugares a la vez. Ya no necesito
dormir.
Desde
el Paraninfo veo a Ricarda su maestra, a Jaime el alquimista y a Daniela, a
Juan a Moisés, Anthoni, Yara, Winston, Alfonso y Anthony. Los imagino. Puedo verlos en el futuro descubriendo el palacio y me
acuerdo que yo también quise ser niño.
Waniko
Celta
Fotografias: Ricarda Rodriguez & Jaime Rene Figueroa
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